se han pasado por aqui...

iberia

viernes, 3 de diciembre de 2010

El perdón.

El perdón es un acto de madurez. Dejamos expuestos nuestros sentimientos de tal forma, que la persona a la que pedimos perdón es totalmente responsable de ellos. Si nos abrimos al otro, pidiéndole disculpas por lo ocurrido, se tenga o no la culpa, eso deja ver quiénes somos y también quién es el otro. Perdonar no significa olvidar. No quiere decir hacer de cuentas que no ha pasado nada, sino, que asumimos nuestra culpa y necesitamos hacer desaparecer el peso que llevamos dentro. Unos pensarán que es un acto de debilidad, pues se equivocan. El cobarde es el que no perdona. Si el amigo al que hemos herido nos perdona, esa carga tan dura desaparece, nos sentimos aliviados y contentos. En cambio, si no nos perdona, es una falta de madurez, de sensibilidad y empatía. Nos quedamos igual, dolidos y vacíos.
En ocasiones no tiene la culpa el que pide perdón, sino, el otro. Sí, pensaréis que es ridículo pedir disculpas si no hemos sido nosotros, pues sí, a veces lo es. Pero, ¿quién no se ha sentido culpable de algo que no es? Hay gente muy orgullosa en el mundo y nos toca convivir con ellos. Jamás aceptarán que se equivocaron, que fallaron a otros y mucho menos disculparse.

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