se han pasado por aqui...

iberia

domingo, 29 de mayo de 2011

Estaba sola en un rincón, acurrucada, llorando. Las lágrimas anestesian por segundos el dolor, pero sólo eso, por segundos. Por un momento mi mente se desconectó, estaba como en un universo paralelo. Estaba yo sola en medio de un gran bosque iluminado por un cálido sol que se dejaba ver entre las ramas de los árboles que se agitaban por una suave brisa. Me imaginé que no existía ninguna razón por la que llorar, ninguna por la que sufrir, no existían los días lluviosos, no existían las decepciones, no existían las despedidas, los últimos besos, las canciones melancólicas, ni los amores no correspondidos. Pero entonces me di cuenta de que en ese universo tampoco existían ni los buenos días, los besos apasionados, las risas, las tonterías, los triunfos, las amistades por casualidad, la sensación de que esa canción está escrita para ti, las noches de fiesta interminables... Y es que sin lo malo no existe lo bueno. Entonces me levanté, me sequé las lágrimas con el puño de seda de mi chaqueta, cogí mi bolso del suelo, y con el ruido de mis tacones los pájaros me oyeron alejarme, alejarme hacia el mismo sitio por el que había venido, pero con unos ojos diferentes. Ahora veo el mundo de otra manera, los pequeños detalles son los que me alegran el día.

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