Las calles estaban mojadas, hacía poco que acababa de llover. Los dos juntos paseábamos de la mano, mientras que nuestros cuerpos se mojaban por la humedad. Íbamos por las calles, sonriendo, mirándonos y hablando de estupideces. Todas las calles tenían su final o no daban a ninguna parte. Nosotros íbamos sin rumbo cuando me dijo, ¿nos vamos lejos en busca de felicidad?, yo le dije que no, no hace falta irnos lejos para buscarla, a veces aunque no te des cuenta la puedes estar rozando con tu cuerpo. Ami no me hace falta ir en busca de ella porque yo ya la tengo. Mi única felicidad eres tú. ¿Cual es tu felicidad?. El se quedo callado, recordando todo lo que le había dicho unos segundos atrás. Parecía que no iba a contestar, hubo un silencio un poco incomodo, cuando de repente digo, te quiero, tu eres mi vida y mi felicidad.