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iberia

miércoles, 30 de noviembre de 2011

El ser humano es un ser inacabado.

Desde que se formó la primera célula que daría lugar al cuerpo de hoy en día hemos experimentado continuas transformaciones, tanto físicas como psicológicas.
Al nacer ya empezamos a aprender, a superarnos y a desarrollarnos. Cada día experimentamos sentimientos, emociones o experiencias que hacen cambiar nuestra forma de pensar, de ver, de sentir y de ser.
Desde pequeños vamos desarrollando un carácter que poco a poco iremos modelando, tanto nosotros como el ambiente que nos rodea.
A una persona le marcan los años de experiencia de vida, es lo que ha vivido y, como dice una canción, “somos el resultado de todo lo que hemos vivido”. Y así es.
Según nuestras circunstancias personales y familiares somos de una manera o de otra. Tras ello van las relaciones que vamos estableciendo con los demás, por los ambientes en que nos movemos. Las personas nos vamos haciendo a diario.
Muchas veces, el haber sufrido alguna decepción muy fuerte, haber perdido a un padre o una madre, o, incluso, haber sido la diana de duros insultos siendo niños; nos forma también, nos hace ver lo dura que es la vida, pero nos hace ser fuertes.
A medida que crecemos, descubrimos, aprendemos, caemos y nos levantamos, encontramos personas con las que nos identificamos porque tenemos algo en común, al fin y al cabo es como dice el refrán: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Así, todas estas transformaciones en nuestra vida las debemos orientar hacia una finalidad, ya puede ser la felicidad como la riqueza material.
El ser humano es muy complejo, tiene la capacidad de decidir, de hablar, de recordar y de vivir como quiere partiendo de un punto.
De esta manera, yo no puedo decir “Soy simpática, amable, solidaria y divertida” por el mero hecho de que hay días en los que estoy bien, contenta y positiva; en cambio, como personas que somos, también tenemos malos días en los que por cualquier razón no estamos ni simpáticos, ni amables, ni solidarios y mucho menos, divertidos.
Aún así, cada día que pasa es algo nuevo que aprendemos y que nos forma.Jamás dejamos de aprender, y nunca queramos dejar de hacerlo.

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